viernes. 29.03.2024

Arcos, cuando la corrida es romántica

En la localidad serrana de la Peña vuelven los toros tras siete años

Arcos de la Frontera (Cádiz), sábado, 21 de mayo de 2016, en plaza portátil. Corrida con motivo de la Velada de María Auxiliadora, organizada por la empresa Vientobravo SL, con la colaboración del Ayuntamiento. Tarde con cielo despejado y temperatura agradable. Magnífico tiro de arrastre compuesto por dos caballos.

Toros de El Torero, con morfología adecuada a la plaza, excepto el primero, muy anovillado. El segundo y el quinto, aplaudidos y el cuarto, premiado con vuelta en el arrastre.

Sánchez Vara, entera algo trasera que basta; dos orejas. Pinchazo y entera de efecto rápido; dos orejas y rabo.

Manuel Barea El Arqueño, casi entera desprendida y descabello; una oreja. Entera que basta; dos orejas y rabo.

José Arcila, casi entera en su sitio aunque tarda en doblar; una oreja. Buena estocada; dos orejas.

Los tres espadas salieron a hombros por la puerta grande

Incidencias: El Arqueño resultó corneado al entrar a matar su segundo y pasó a la enfermería pero sin consecuencias.

Se viene a la memoria un cuadro de pintura titulado “Corrida romántica en Zahara de la Sierra” firmado por Gustavo Bacarisas; observándolo, a cualquiera le entran ganas de ver toros en la Sierra de Cádiz. En Arcos, Sierra de Cádiz, pudimos ver una corrida romántica. Siete años sin ver una corrida, si ahora la ha habido es por voluntad de gente romántica. El público respondió; será romántico.

Sánchez Vara, de rosa palo y oro, a su primero, limitado de cuerna pero que metía la cara, lo recibió con larga cambiada de rodillas para continuar con verónicas al paso y media; tras buena pelea y buena puya, hubo quite por chicuelinas con revolera; banderilleó el maestro, con dos cuarteos y un violín muy aplaudidos; inició la faena sentado románticamente en el estribo para irse luego a los medios con tres tandas a uno que humillaba; con la izquierda se quiso rajar pero lo tapa; con la derecha de nuevo, vimos dos más en redondos con molinete y molinillo.

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A su segundo, otra vez de rodillas en el recibo para dos largas, con magníficos lances avanzando y media; tras puya floja, quite por tafalleras con larga natural; banderillea el maestro, que se ayuda en su primer par con un peón que da un salto a la garrocha (como en la época romántica) y pone el último citando sentado en una silla, estampa romántica; tras brindar a un bebé en brazos de su madre (¿hay algo más romántico?), inicia la faena de rodillas con ocho pases seguidos, para una en los medios tapando al que quiere rajarse y luego dos en redondo, buenas aunque puntea; con la izquierda hay dos buenas; con la derecha, otra vez, hay cuatro series grandes que llevan a algunos a gritar “no lo mates”; luego, dos más, cortas, ente pañuelos;

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El Arqueño, de rosa percal y azabache, a su primero, que mansea solo de salida, lo recibió bien rematando con tres medias; la puya fue deficiente, con un toro peleón, seguida de quite con manos bajas y dos medias; tras brindar a su público, recibe de rodillas y es arrollado; se fue a los medios para trazar seis series con la derecha y con entusiasmo a un animal humillador, pero la zurda quedó inédita, sin saber por qué, cuando el toro fue bueno.

3

A su segundo, berrendo, bonito y con patas, lo recibió con cambiada de rodillas y lances al paso; tras buena pelea y mala puya hubo quite breve y pareo flojo; tras brindar a un joven compañero de toreo de salón, vimos tres series en los medios; con la izquierda el toro no se entregó y se volvió a la derecha para dos tandas y se le acaba viniendo encima (con falta de rodaje), terminando con una tanda de nuevo por la izquierda; al coger el estoque una dama, en escena romántica, le entrega una rosa blanca que adosa al palillo para, tras cuadrar al toro, tirar la muleta y servirse de la flor como única defensa y tirarse entre los pitones con corazón y suerte, romanticismo en estado puro.

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José Arcila, de nazareno y oro, en su primero, bizco del derecho, lanceó despaciosamente, casi lo mejor de la tarde; tras puya abusadora hubo oportuno quite por saltilleras con revolera; tras unos palos breves, brindó al público e inició con cambio por la espalda y siguió con tres series de redondos a uno que se desplazaba; con la izquierda se vio la nobleza y la humillación; de nuevo la derecha para dos exigentes; con la izquierda sigue acudiendo ya mermado y obliga a que las manoletinas sean en toriles.

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A su segundo, el recibo se inició de rodillas con larga cambiada y se remató con larga de mano baja, pase sin valor; buena pelea y buena puya precedieron a un quite por soberanas;  tras pareo abreviado, brindó de nuevo al público para irse a los medios de rodillas y totalizar allí la faena a un toro rebrincado, con pases sueltos y naturales de mano baja. Arcila, joven venido de Manizales, puso el romanticismo con su estampa elegante, etérea e inocente.

6

Era víspera de María Auxiliadora. Los toros eran la mejor manera de celebrarlo. La gente de Arcos lo mejor que pudo hacer fue ir a los toros. Esperemos que haya ido otro Bacarisas.

Arcos, cuando la corrida es romántica