viernes. 19.04.2024
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A Alberto Avendaño le encanta debatirlo todo. A sus 58 años, dice tener muchas opiniones y muy pocas cosas claras. De sus tiempos en la Televisión de Galicia, en los que llegó a conversar con figuras como Rafael Alberti o Fidel Castro, le queda la nostalgia de lo que no pudo ser: una carrera profesional en su tierra. Pero aquí en USA su punto de vista es muy cotizado en debates televisivos, columnas de opinión, paneles o seminarios…

Y lo cierto es que, hoy por hoy, es una de las personalidades más relevantes del mundo hispano en los Estados Unidos. Casado con una cubana, Zuni Garro, se reivindica "gringo gallego" e hispano por encima de todo.

 

Ganador de los principales premios de prensa hispana que se entregan en Estados Unidos y reconocido oficialmente —por gobernadores, alcaldes y congresistas— por su trabajo con la comunidad "hispanounidense" (como él dice), Avendaño es sociable como un andaluz en la feria lo que le ha llevado a codearse tanto con los cargos más relevantes del panorama político y social estadounidense, como con líderes de países latinoamericanos y con gente humilde cuyas historias cuenta con pasión. Es un hombre clave en aquí en USA del que se sabe poco en España...

Avendaño cuenta con una trayectoria polifacética que va desde la poesía (fundó el grupo poético gallego Rompente: 1976-1982) a la narrativa (recibió un premio internacional por su traducción al gallego de la novela de Edgar Allan Poe Arthur Gordon Pym y otro de narrativa infantil y juvenil del Barco de Vapor por Aventuras de Sol; 1987, S.M.), y ahora compagina sus múltiples actividades —miembro de la Academia Norteamericana de La Lengua Española, jefe de contenidos hispanos para The Washington Post donde dirige El Tiempo Latino, radio, televisión, inglés, español— con la normalidad de un malabarista que nunca olvida a los suyos: siempre procura ayudar a sus paisanos de este lado del océano.

Le encantan los nuevos proyectos. Está abierto a todo "siempre que no sea gratis". Escucharle es un gusto, se aprende a cada segundo. La suya es una historia de resiliencia, palabra tan de moda ahora. Algo que también ha enseñado a sus hijos; Kenia y Xan, cada uno en una punta del mundo haciendo lo que realmente les gusta.

 

Alberto Avendaño, de la televisión gallega al Washington Post, dirigiendo una de las publicaciones hispanas de mayor relevancia en Estados Unidos, “El Tiempo Latino”. ¿Cómo se hace eso? ¿Cuál es la fórmula del éxito?

La mía es una historia de inmigración y de ganas de emprender antes de que esas dos palabras fueran un problema y una esperanza para España. En otoño de 1991, después de cubrir para la Radio y TV de Galicia la visita de Manuel Fraga (entonces presidente de la Xunta de Galicia) a Cuba, mi mujer y yo hicimos las maletas hacia su otra tierra (Texas) con un solo objetivo: la reinvención.

En Texas pasé literalmente de las cámaras de mis shows en la TVG a cuidar de mi hija que había nacido en Compostela y a cambiar los pañales de mi hijo que nacería un año después en Lubbock donde, en tres años, me licencié Magna cum Laude en Periodismo de la Texas Tech University. Entré en la Foreign Press Association, hice colaboraciones con España, como incursiones en mi antigua casa, la TVG, en el verano, o la cobertura de las finales de la NBA entre los Chicago Bulls de Jordan y los Phoenix Suns de Barkley para El Mundo de Madrid. Intenté entrar en la TV hispana de Dallas y me dijeron que no, intenté CNN en español en Atlanta y me dijeron que no. Fui a Nueva York y vi oportunidades pero no la calidad de vida para vivir con mi familia, o sea, dos hijos pequeños.

Entonces mi mujer tuvo una oferta en las escuelas públicas de Montgomery en Maryland (prácticamente un barrio de Washington, DC). Y volví a empezar: más cambios de pañales y trabajos nocturnos por $6,50 la hora. Entonces hice un año enseñando español en una escuela pública y luego alguien dio mi nombre en Johns Hopkins University y me contrataron de profesor de Lengua y Literatura Española. Cuando le dije a mi jefa si se daba cuenta de que la mayoría de mi trabajo literario y de traducción estaba en gallego, me respondió que le gustaba mi creatividad y profesionalidad y que ahora lo debía aplicar al español.

¿Entonces el salto fue de la universidad Johns Hopkins a reencontrarse con su vocación periodística?

Trabajé en Johns Hopkins dos años. Me ofrecieron hacer el doctorado en literatura, pero así es, surgió mi otro mundo: un empresario cubano que era dueño de una pequeña publicación llamada El Tiempo Latino me hizo una oferta que no pude rehusar. Y me dio la oportunidad de construir algo. Ya sabes que a los gallegos nos gusta esto de la construcción, o sea, empezar las casas por  los tejados. Y después de un año de ordenar periodística y empresarialmente El Tiempo Latino, llamé a la puerta de The Washington Post y me hicieron caso. Empezamos con una colaboración editorial y el 17 de mayo de 2004 (Día de la Cultura de Galicia, aunque sólo yo sabía eso) el Post compró El Tiempo Latino. Ahí empezó mi sueño: mi relación con quienes en mi adolescencia en Vigo habían sido mis mitos, como el director del Post en la era del Watergate, Ben Bradlee, o el periodista Bob Woodward, o el dueño del Post Don Graham… Y a finales de 2014, el dueño de Amazon, Jeff Bezos, compró el Post y hoy estamos en un nuevo edificio empezando una nueva etapa. Y ya he conseguido introducir contenidos en español dentro de washingtonpost.com; un proyecto demasiado tímido para mi gusto pero ahí andamos. Y me siento muy afortunado de gozar de la amistad del mejor director periodístico del mundo; el director ejecutivo del Post, Martin Baron (sí, el mismo que dirigió el Boston Globe durante su trabajo de investigación sobre los escándalos sexuales de la iglesia católica con el grupo Spotlight que ganó este año el Oscar a la mejor película…). En fin, ¿cómo se llega desde un barrio obrero de Vigo y desde la TVG hasta aquí? Supongo que sintiendo que los fracasos son parte del camino y que el peregrino no guarda rencores, solo esperanzas. Resistencia y si tienes mi suerte, o sea, el amor de tu mujer y de tus hijos, y en el camino encuentras mentores, personas que creen en ti (yo los encontré en Estados Unidos), entonces todo, al final, parece fácil, incluso para un gallego que sabe lo que son las depresiones provocadas por la emigración.

Desde que empezó la crisis en España son muchos los que piensan en emigrar para buscar una salida laboral… Usted pasó de Galicia a vivir en Texas directamente ¿Cómo fue el proceso de adaptación a los Estados Unidos?  ¿Qué fue lo que más trabajo le costó, el idioma, la forma de vida, la búsqueda de empleo?

 

Todo cuesta. Yo había estudiado Filología Inglesa en la Universidad Compostelana y era traductor de clásicos británicos y estadounidenses al gallego. Pero al llegar aquí no entiendes nada y lo quieres abarcar todo y te deprimes. Luego surges de tus cenizas gracias a ti mismo y a muchos otros. Pero nunca sabes exactamente cómo.

Ha ejercido la prensa en España y en USA… A pesar de las diferencias entre ambos modelos de hacer periodismo ¿diría que ambos se han ido acercando hacia una tendencia más globalizada?

 

La palabra clave de ese término (antiguo, de los años 60, de McLuhan) “Aldea Global” es “aldea”. Los medios tienen que entender la aldea primero antes de lanzarse a la búsqueda ansiosa de la globalidad. La hispanidad es nuestra aldea que está compuesta de micro aldeas cuyas características debemos entender antes de invadirlos con información o pretender contarlos a ellos. Antes de hablar de las Américas o de interactuar con las Américas un periodista español debe saber lo que es un tamal o un ají o una palta… la prensa española debe aprender de Hernán Cortés: quemar las naves y enamorarse… Respecto a EEUU, me gustan más las coberturas políticas aquí que en España donde o se cubre la política de manera aburridamente burocratizada y repetitiva o se hace de manera abiertamente hostil. La cobertura política debe ser personal, incluso íntima, aproximativa, humanizadora (naturalmente crítica e investigativa) pero sin olvidar que sin estructura política y sin políticos -servidores-públicos no hay democracia y los medios debemos ser los guardianes de la democracia.

En la película Spotlight, premiada este año con el Óscar a la mejor película, y con un colega suyo (Martin Baron) como principal protagonista, se refleja cómo el periodismo de investigación necesita personas valientes que no cedan a presiones externas… ¿ha vivido situaciones de este tipo durante su carrera?  

 

Por cierto, Martin no es tan serio como lo retratan en la película. De hecho, yo lo entrevisté en vídeo antes de los Oscar y se sabe reír… Respecto al periodismo de investigación es algo que Martin y el Post se toman muy en serio y le dedican eso que cada vez escasea más en la industria: dinero y paciencia. Ojalá algún día pueda yo contar con la capacidad económica de dirigir a un grupo de investigación. En mi humilde trayectoria, puedo decir que gracias a nuestro trabajo de investigación y de seguimiento de historias humanas en El Tiempo Latino hemos logrado cosas que solo se consiguen con la buena información. Por ejemplo, hemos conseguido reunir a un niño nacido en EEUU con su madre deportada en Honduras. Y también,  gracias a nuestras crónicas en el caso de una mujer que se hallaba en una prisión para inmigrantes en el estado de Virginia conseguimos que un abogado se interesara por el caso y pudimos sacarla de la cárcel, reunificarla con sus hijas y protegerla legalmente… Posiblemente lo que más me interesa del periodismo es el ángulo humano, la historia personal de las coberturas que nos permite hacer la diferencia para bien en la vida de las personas. Ese es el combustible que me mantiene en la profesión.

La continua desaparición de cabeceras, los EREs de los últimos años… El periodismo ha tenido que reinventarse para sobrevivir, ¿qué opina usted del resultado?

 

El resultado es el periodista emprendedor. Que las nuevas generaciones tienen en las nuevas tecnologías un aliado para “buscarse la vida” (como decíamos los que hicimos la mili en España). Que las grandes cabeceras se anden con cuidado porque sus mayores competidores ya no serán otras grandes cabeceras, sino las nuevas alternativas mediáticas construidas con creatividad y humildad por muchos de los que despiden o no contratan. Escrito sobre una pared en el nuevo edificio del Washington Post hay una frase de nuestro dueño, Jeff Bezos, que dice: “Lo que es peligroso es no evolucionar”. No hay que asustarse, la vida es cambio y la industria de la información es cada vez menos vertical y más horizontal. Deberemos pagar un precio por la revolución de esta evolución. Veamos qué maravillas nos aguardan y cuánta tontería aparecerá en el camino. La nueva industria de la información está en la infancia.

¿Ha recibido muchos noes en su vida? En su opinión, ¿cuál es la actitud correcta a seguir en estos tiempos de noes? De cualquier forma, usted es más de síes… ¿se considera persuasivo? ¿Cree que en los tiempos que corren hay que saber vender y venderse, que todos somos comerciales en algún sentido?

 

Me han dicho NO en Galicia y NO en EEUU. Pero aquí encontré aliados. Mi única virtud es tal vez que nunca hago “negocios” con personas en las que no tenga confianza a muerte. Alíate con personas que te quieran, solo el amor incondicional da buenos resultados a la hora de construir algo y de convencer al mundo que lo tuyo tiene futuro.

¿Qué piensa de las redes sociales? Díganos tres cosas a favor y tres en contra.

 

A favor: 1. Diseminación de tus mensajes. 2. Interactuación con tus audiencias. 3. Termómetro de obsesiones positivas y negativas para que el comunicador evalúe y actúe en consecuencia.

En contra: No tengo ni tres ni tres mil en contra. Todo lo que se usa para ensuciar, mancha. Pero no matemos a las redes sociales por eso.

¿Y del Networking? ¿Cree que de verdad ayuda o es algo que nos hemos inventado para mantenernos ocupados en estos tiempos de crisis y desempleo?  

 

Si te sirve para encontrar amor y empatía profesional, bien. Asiste, escanea el ambiente y escucha a tu cuerpo. Si no hay vibra, vete a casa rápidamente que a lo mejor puedes sacar más provecho viendo un partido de fútbol en la tele con tu bebida favorita.

Alberto Avendaño y Martin Baron en la redacción del Washington Post Alberto Avendaño y Martin Baron en la redacción del Washington Post

 

 

¿Qué cree que los españoles tendríamos que aprender de los americanos? ¿Y los americanos de nosotros?

 

En Estados Unidos hay, en general, una cultura del apoyo entre colegas y la mentoría profesional es importante. Yo lo he hecho de manera intuitiva porque aquí me lo hicieron a mí y hoy puedo decir que profesionales que “formé” o he visto crecer a mi lado los he lanzado al mundo y hoy están en el Washington Post o en Univisión. La única manera de que alguien aprenda de otro es mediante la interacción y el conocimiento carnal, o sea, la experiencia real de cada sociedad. A mí me gusta la cultura corporativa que he conocido en EEUU, pero eso no me hace un experto y también he aprendido a entender las reglas del juego y como hacerlas más flexibles. Lo que he conocido del mundo corporativo en un medio de comunicación público como la CRTV de Galicia no me ha gustado, pero seguro que si tuviera que entrar en ese juego otra vez aprendería los códigos y trataría de flexibilizarlos. No me gusta la cultura de la queja, sino la búsqueda de soluciones aunque sean imperfectas pero que nos lleven a un lugar diferente del que estamos instalados.

Usted es un acérrimo defensor del mundo hispano. ¿Qué opinión le merece que los españoles en USA (o en España) no nos cataloguemos como hispanos?

 

Los españoles tienen que superar cierto racismo del distanciamiento respecto a las culturas hispánicas. Los españoles debemos recordar que seríamos menos en el mundo sin las Américas. España todavía debe aprender a liderar procesos entre los hispanounidenses. Los catalanes, gallegos, castellanos, andaluces, vascos… esa Iberia de las Españas pertenece a una poderosa plataforma global llamada hispanidad. Pero a veces parece que los españoles no lo entienden, unos porque quieren creer que los latinos son “los otros”; y algunos porque quieren creer que su cultura es de otro planeta. España siempre se ha contado muy mal a sí misma. Creo que es el momento de generar emocionalidad e historia común sin prejuicios ni politiqueos. Se equivoca quien define su cultura contra otra y se equivoca quien quiere pasar la apisonadora de una supuesta uniformidad española por encima de los mapas. Empecemos el debate. ¿Quién se atreve a hacerlo con palabras?

En España, se empieza poco a poco a reconocer su labor… ¿Le parece que este reconocimiento llega tarde?

 

Yo he tenido la fortuna de recibir varios premios nacionales de prensa hispana en EEUU, mi segunda patria. Y muchos reconocimientos oficiales (del Gobierno de Maryland o del Distrito de Columbia o de las embajadas de México o El Salvador). ¡En este país se premia mucho! Yo no pretendo que España me reconozca (eso son palabras mayores), pero es importante que los profesionales hispanos que sigan en esta profesión en EEUU sepan que hay que seguir luchando por la lengua española y las culturas hispánicas en el país más poderoso del mundo. Que hay que unirse en una poderosa plataforma llamada hispanidad y que hay que hacerlo de manera contundente, creando plataformas de comunicación influyentes; formando nuevas empresas para que el futuro sea más hispanounidense. Y que la influencia trasatlántica sea un rico camino de doble vía. Eso es lo que he venido haciendo con más o menos fortuna durante años. Y siempre estoy dispuesto a colaborar en esfuerzos para dar un paso más en esa dirección. La pregunta es: ¿Quién se atreve desde España? ¿Con quién tengo que hablar?

Tanto España como USA se encuentran en procesos electorales o de decisión de gobierno si podemos llamarle así… En USA “el coco” para muchos es Trump, en España, ¿diría que hay algún coco?… ¿qué opina usted? ¿Encuentra alguna similitud entre ambas situaciones, en el sentido de que los nuevos líderes puedan ser considerados fruto de la insatisfacción social?

 

Trump es una anomalía que siempre es predecible en un sistema democrático. Berlusconi lo fue en Italia. El problema en EEUU no es Trump sino que hoy ser conservador y ser republicano pueden ser dos cosas distintas y eso debiera preocuparle al Partido Republicano. Los demócratas tienen su propia crisis de identidad. Pero al final es la crisis del sistema democrático que debe regenerarse, como todo producto humano, y evolucionar. En España da la impresión que los españoles empiezan a votar a un presidente (en este caso conservador) y a un parlamento dividido para que contrapuntee al presidente. Lo que pasa es que ése no es el sistema español porque se vota por un paquete cerrado… El golpe de estado financiero que ha sufrido el mundo capitalista (o sea, el único que hay en estos momentos) producido desde dentro del propio sistema nos ha dejado las ideas a la deriva. Veremos cómo las piezas del rompecabezas caen en su sitio, pero tal vez se necesitará una década y mucho más talento joven abandonando el barco español. España y EEUU necesitan políticos que sepan hablar desde el interior de los problemas de las personas para que los ciudadanos vean la política como algo esencial en su vida. Ese trabajo de aproximación deben hacerlo los partidos y debe ser empujado desde los medios de comunicación.

Hablando de líderes, usted entrevistó a Fidel Castro en 1991, conoce además la realidad cubana de primera mano ya que su mujer Zuni es de La Habana… Castro ha dicho estos días que se va a morir pronto, ¿cómo diría que ha cambiado el discurso de este líder desde entonces a ahora?

 

En el 91 yo fui como periodista de TVG a La Habana y a Fidel Castro le hice dos preguntas: ¿Qué piensa usted de su oposición política? y ¿con quién se sentaría a negociar una posible transición? Entonces él giró el cuello, buscando a su guardaespaldas como preguntándole con la mirada que quién era yo… Castro respondió: “La oposición política en Cuba no existe, el único enemigo es Estados Unidos”. ¿Qué cómo ha cambiado su discurso? Él es el mismo dictador que dijo “La historia me absolverá”. Ahora dice que el sistema que ha construido en Cuba le sobrevivirá. Humildemente creo que ninguna de las dos cosas ocurrirá y el castrismo será recordado como una larga noche de piedra en la historia cubana y de esa noche se saldrá. Ya veremos cómo, pero lo que es seguro que será de la mano de las nuevas generaciones.

Como esta entrevista es para MiraJerez es pregunta obligada… ¿Ha probado el vino de Jerez? ¿Le gusta? ¿Cree que se “vende” bien en USA? ¿Cómo debería manejarse la imagen de un producto de estas características para terminar de conectar con el público americano?

 

Tengo Jerez en mi casa a enfriar todos los días… tomo el Fino con sashimi y otras delicias japonesas (mi hija estudia un doctorado en japonés)… Soy un apasionado de Jerez y su cultura del vino, pero un ignorante al mismo tiempo porque nunca he visitado la región, es una asignatura pendiente… Estados Unidos es un polideportivo comercial y cultural al que hay que saber llegar para ganar batallas en los diferentes mercados nacionales y requiere de paciencia y de generar mensajes sexys. O sea, Andalucía en general y Jerez en particular deberían tenerlo fácil con la estrategia correcta.

 

 

Desire VidalDesiré Vidal, periodista jerezana afincada en Washington D.C. desde 2014. Ha sido reportera, presentadora de noticias y jefa de redacción y actualmente colabora con varios medios de comunicación tanto españoles como norteamericanos. Además, combina su labor como consultora de Marketing online y especialista en Social Media con sus estudios de postgrado en Periodismo Contemporáneo por la Notre Dame of Maryland University (USA).

 

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