sábado. 20.04.2024
Cofrade

Apoteósico regreso 

Apoteósico regreso 

Jerez se llenó por todas las calles de esplendor Inmaculista, la Amargura regresaba a su templo

Pasadas las cinco y veinte de la tarde, la puerta principal de la Catedral de Jerez, se abría para dar paso a un cortejo de hermanos de la Amargura, que remataba un soberbio y original palio celeste, prácticamente a la medida del día que se celebraba, grande y celeste puro inmaculada.

Poco a poco los más jóvenes de la Amargura en los primeros tramos, presidencias con las insignias elegidas, banderas Inmaculistas, bandera de España, Simpecado y guión de la corporación, junto a representaciones militares y del Consejo local de Hermandades y Cofradías, y desde luego veteranos de la hermandad que ocupaban los puestos más cercanos al palio, junto a otros veteranos que lo hacía igualmente,  pero por fuera del cortejo oficial.

En escasos diez minutos la Virgen ya estaba en la calle, los acordes del himno Nacional a través del acompañamiento musical de la banda de Julián Cerdán de Sanlúcar daba los primero brotes de emoción en una tarde que se presentaban fresca pero sin viento, con lo cual se hacía ciertamente agradable estar cerca de la candelería de la Amargura, que permaneció encendida durante toda la tarde y noche hasta su recogida.

El recorrido elegido nos deparaba las primeras de las sorpresas, cuando todo el acompañamiento tomaba las explanada del Alcázar y Alameda Vieja, estampas poco vistas en esta corporación que llenó la Alameda con gentío deseoso de ver ese enorme palio, poco a poco andando por medio de jacarandas, murallas, almenas propias de nuestro jerezano Alcázar, algo inolvidable en éste día de diciembre.

Hasta San Miguel, el público apenas dejaba andar a los costaleros, que bien conjuntados con la banda y con los relevos oportunos, trabajan las marchas sobre los piés, un repertorio serio, acorde con la corporación que tuvo continuidad, guiños, armonía y por supuesto presente Amarguras, el himno de nuestra Semana Mayor.

En San Miguel y como bien había anunciado la Hermandad, el cortejo se disolvía, quedando aún más personas alrededor del paso, junto con gran cantidad de forasteros venidos de otras provincias y poblaciones cercanas a Jerez, que no cesaban en preguntar casi de todo, el itinerario, el día de salida, lo original de su palio, la grandeza de la Virgen…. Detalles que encandilaron a cuantos se asomaban a ver a nuestra Madre en día tan señalado.

La hermandad tenía y temía un “ punto caliente ” la llegada desde San Miguel, a la calle San Pablo, para subir Caballeros, la acumulación de público y la hora de la llegada a ése punto sobre las nueve de la noche, dejaba cierta preocupación por la aglomeración de público, pero poco a poco y con diligencia se pudo salvar ése momento y llegar con sones de Campanilleros a los medios de Caballeros, allí petalada y Salve a la Virgen, junto con las colgaduras de fondo de la Madre y Maestra de todos, la Amargura de Sevilla,  que de nuevo se hacía presente en la ciudad.

La bajada por Pedro Alonso, propiciaba aún más la llegada de más público que se mostraba un poco desconcertado ante la falta de información de itinerario, dejando mucha gente en la Plaza de las Angustias esperando, mientras que el cortejo tomaba por sol y  molineros, al igual que la ida.

En Sol, esperaba la Hermandad de la Yedra, con su hermano mayor, Guión y presidencia, y así a sones de Amarguras llegaba hasta la misma Plaza de su nombre, incluso doblando la marcha, para presentarse y volviendo el paso a la imagen que reposa en el altar mayor, preciosa vuelta, presidencia y por supuesto cortejos de los hermanos del Domingo de Ramos a la vecina hermandad, de nuevo el lleno acostumbrado en dicha plaza, tomando de nuevo el giro y llegando hasta la Iglesia de la Santísima Trinidad, donde el cortejo se hizo presente así como pasillo de cirios encendidos marcando el camino a la Virgen en el patio de acceso en torno a las once y media de la noche, allí al igual que en la Capilla de las Angustias rezos y canto de la Salve en honor a Ella.

Se recompuso el cortejo y de nuevo a la calle del mismo nombre, habitual ya de la corporación del Miércoles Santo y a partir, los metros finales por Medina, donde ya la Amargura, caminaba bajo el exorno navideño del alumbrado propio de estas fecha, una estampa que año a año, y cada vez que un paso salga a la calle, vamos a tener que hacernos familiares.

La Virgen se recogía a la una menos veinte de la madrugada del sábado nueve de diciembre, algo que quedará en la retina de cuántos hermanos y pueblo pudimos disfrutar con gozo y alegría de dejar de nuevo a la Madre de Dios de nuevo en su Templo, ahora Amargura a esperar  la llegada en la Nochebuena del niño Dios, que está a punto de nacer, por medio, tus cultos y rezos, Dios te Salve Amargura y gracias.

Apoteósico regreso