jueves. 25.04.2024

Triste adiós al pequeño Samuel

El niño congoleño de seis años, al que el mar arrastró hasta la costa gaditana, descansa ya en paz en el cementerio de Barbate

La dura historia del “Aylán Kurdi" español y su madre Veronique, miembros de una familia del Congo rota y desolada por tanto dolor, no puede quedar en el olvido

El pequeño Samuel, cuyo cuerpo sin vida apareció el pasado 27 de enero en una playa de Barbate arrastrado por el mar, descansa ya en paz en el cementerio de la localidad gaditana. No ha estado solo, afortunadamente su padre Aimé Kabamba pudo ser localizado y viajar a España para identificar a su hijo, tras someterse a las pruebas de ADN.

Tampoco le han querido dejar solo los vecinos de Barbate y localidades cercanas que no han dudado en acudir a la ceremonia religiosa y posterior entierro para acompañar a un padre y a un tío desolados por el dolor de una tragedia imposible de entender.

Con Aimé no ha podido estar su mujer Veronique, de 45 años, pues ella fue también víctima del naufragio de la pantera en la que viajaba con su hijo menor a las costas españolas. Su único deseo era cruzar el Estrecho de Gibraltar en busca de una solución a sus problemas de salud ante la imposibilidad de conseguir un visado en Marruecos, donde se encontraban ambos.

Una ceremonia religiosa, en una mañana soleada, ha puesto fin a una nueva historia de supervivencia que quedará para siempre grabada en lo más profundo de nuestros corazones. El único consuelo que puede quedar tras haber vivido tan de cerca la tragedia del “Aylan Kurdi” español es saber que ha sido enterrado con la presencia de su padre, aunque desolado por la muerte de su hijo pequeño y la pérdida de su mujer Veronique tras naufragar, el pasado 13 de enero, en la pequeña balsa en la que intentaban cruzar el Estrecho.

La desesperación de su madre por recibir tratamiento en nuestro país para el cáncer que padecía y el deseo de que su pequeño, el menor de seis hermanos, pudiera recibir también tratamiento a su enfermedad pulmonar, le llevó a asumir el riesgo de embarcarse en una embarcación hinchable junto a otros ocho personas que también perdieron la vida. Ni siquiera se lo contó a su marido, ella sólo quería llegar a España y el visado no llegaba.

Desgraciadamente, su lucha y su espíritu de supervivencia quedaron enterrados en el mar, como el de otras muchas personas víctimas del drama de la inmigración, una tragedia que no cesa. El cuerpo de Veronique apareció en las costas de Argel, arrebatándole el mar a su pequeño, que días después apareció en las costas de Cádiz.

No eran un número más en la trágica lista de personas que fallecen cada año en el Estrecho de Gibraltar y en el mar Mediterráneo en busca de una solución a sus problemas, eran personas con nombre y apellido y una familia que se ha quedado desecha tras conocer el triste final de sus seres queridos.

La trágica historia de Samuel y su madre no debe quedar en el olvido. Samuel ya no es un niño cualquiera, Samuel es ya un símbolo en la lucha contra el drama de la inmigración. Su muerte al menos debe servir para remover conciencias. De momento, el alcalde de Barbate ya anunciado su deseo de levantar un monumento en su memoria para que esta tragedia  no quede en el olvido.

Triste adiós al pequeño Samuel