viernes. 26.04.2024
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¿Por qué no se publican (más) libros sobre Jerez?

De cómo esta ciudad carece de una mayor producción de temática propia

Jerez -en su fondo y en su trasfondo, en su Historia y sobre todo en su intrahistoria- es una ciudad punto menos que desconocida -o no suficientemente conocida- por sus propios vecinos. Por los jerezanos que la habitan desde la cuna. Por los miembros de las nuevas generaciones. Y no por demérito de los ciudadanos sino quizá por una falta de direccionamiento formativo en este sentido. Y, en nuestro descargo y en aras de la idiosincrasia sociocultural de la ciudad, sobre todo también porque Jerez es rica en matices, ancha en datos, superlativa en fechas, fecunda en historiografía, abundante en censo de personalidades y personajes que antaño la hicieron localidad puntera en innúmeros aspectos. ¿Conocer el pasado y presente de Jerez constituye tarea inabarcable? Ni mucho menos… Al menos sobre una praxis de intencionalidad bienhadada.

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Sucede no obstante que no contamos en nuestros hogares -ni tampoco en el accesible circuito editorial local- con un amplísimo catálogo de títulos, de obras, de libros que aborden Jerez desde sus plurales enfoques. Libros de andar por casa -y nunca mejor elegida la expresión-. Libros de uso doméstico precisamente porque sus tomos descansen en la horizontalidad de los estantes de las librerías familiares. Si realizamos un estudio comparativo -un índice numérico- al respecto de otras ciudades cercanas como Cádiz o Sevilla, podríamos deducir a las claras que Jerez carece de una bibliografía de consideración -mínimamente exigible- a su favor. No se publica demasiado -ni poco ni mucho sino más bien a cuentagotas y de higos a brevas, de Pascuas a Ramos- sobre temática jerezana.

¿Esto fue siempre así? ¿Responde a un mal endémico fruto quizá de una deshilachada planificación de gestión cultural en cuanto a publicaciones de contenido jerezano se trata? ¿Es posible reconducir tamaña laguna? Valga decir que antaño -in illo tempore- existía la sana y laudable costumbre de publicar -sin dubitaciones- la práctica totalidad de cuanto sacaban a la luz, de cuento descubrían, de cuanto transcribían los investigadores de un tiempo -de diversas etapas y épocas- que marcaron hitos muy notables en este sentido. Trabajos concienzudos cuyo contenido -como no podía ser de otra manera- aún permanecen en el recaudo de muchísimos jerezanos -y al abrigo de bibliotecas oficiales y oficiosas- de entonces a nuestros días.

Hablamos del (impagable) legado de investigadores tan notorios y renombrados como Hipólito Sancho de Sopranis, Juan de la Lastra y Terry, Manuel Esteve Guerrero, el padre Rallon, José de Soto y Molina, Agustín de Muñoz y Gómez, Francisco Messa Xinete, Luis de Grandallana, Trillo y Borbón… O, por consignar con justeza y justicia, un palmario caso más recentísimo: Juan de la Plata Franco Martínez. A día de hoy existe un grupo de estudiosos de lo estrictamente local -desde no pocos parámetros- que vienen cultivando una labor -y cosechando producciones de alta envergadura ensayística- tales -a modo de ejemplo- Antonio Mariscal Trujillo, Francisco Antonio García Romero o Eugenio Vega Geán.

Pero con todo y con eso, Jerez no recibe títulos de libros con su nombre como cabecera. Y la ciudad -su pasado, su presente y su futuro- da para un abundantísimo caudal de novedades. Las librerías jerezanas y no jerezanas deberían exhibir secciones repletas de libros sobre Jerez. ¿El problema es de interés comercial de cara a la apuesta de editoriales de mayor o menor enjundia? ¿O de carestía de iniciativas de autores a la hora de poner en negro sobre blanco uno y mil temas habidos y por haber? ¿Habría que realizar un proyecto de industria cultural que favorezca las ediciones de trabajos locales con su ISBN y su depósito legal? ¿Tendría la administración pública que dotar de mayor presupuesto la viabilidad de estas publicaciones? ¿También el mecenazgo de la iniciativa privada debería tomar conciencia de ello? Preguntas que formulamos para una toma de valor del beneficio colectivo. El saber no ocupa lugar. Un buen puñado de libros sobre nuestra ciudad… tampoco.

¿Por qué no se publican (más) libros sobre Jerez?