viernes. 19.04.2024

Federico García Lorca, 80 años desde su desaparición

Su obra se quedó y para siempre con la suerte de perpetuarse en la memoria artística de España y el resto del mundo

 Por Francisco A. Dávila 

Eran las cinco de la madrugada del 19 de Agosto de hace 80 años cuando se perdiera por  completo, y hasta el momento, el rastro del que fuera catalogado por muchos como el mayor genio que ha dado España en  todo el siglo XX.

Retrato del poeta Federico Garcia Lorca en Madrid en 1934 | EFE Retrato del poeta Federico Garcia Lorca en Madrid en 1934 | EFE

Tenía 38 años y ya era conocido internacionalmente no solo por su carisma, su poder de convocatoria o sus dotes al piano sino, sobre todo, por su magistral forma de escribir y transmitir.

Hijo del hacendado Federico García Rodriguez y de la segunda mujer de éste; la maestra del pueblo: doña Vicenta Lorca, Federico llegó al mundo en 1898, curiosamente el año que marcaría la tendencia literaria de la generación anterior a la suya por la pérdida de Cuba y Filipinas, contexto histórico gracias al cual pudieron los García Lorca incrementar su patrimonio económico gracias a las prácticas de cultivo.

Eran visibles sus dotes para la música pero más tarde la poesía se convertiría en su gran pasión así como también lo fue el teatro.

Es muy probable que el gran éxito de Federico se produjese gracias a su estancia en la Residencia de Estudiantes de Madrid, donde coincidió y entabló amistad con muchos otros artistas que, antes o después, acabarían encumbrándose como grandes de la cultura española, entre ellos: Rafael Alberti, Pepín Bello, Pedro Salinas, Salvador Dalí, Jorge Guillén y otros muchos. Sus amistades son conocidas por todos  como la del torero Ignacio Sánchez Mejías por el que compuso el Llanto por Ignacio Sánchez Mejías, una composición poética absolutamente trágica y cargada de metáforas, tras la muerte del diestro por herida de asta de toro y que dedicó a “La Argentinita”.

Pronto se convertiría en el más reconocido representante de esta generación llamada del 27 por el acto conmemorativo por el tercer centenario de la muerte de Góngora, en el Ateneo de Sevilla, al que acudieron la mayoría de ellos y que tuvo lugar en tal año.

Su proyecto de teatro universitario “La barraca” así como, más adelante, las representaciones de sus propias obras tenían a Lorca bastante ocupado y consiguió ganarse el cariño y la admiración de muchos mientras a la vez se encumbraba como poeta.

Fue un gran defensor de los gitanos, de los perseguidos, de los que sufren como así lo podemos comprobar en el Romancero gitano o Poema del Cante Jondo, ambas piezas literarias cargadas de sentimiento andaluz y estructuras propias del cante flamenco.

Su vida sentimental lo lleva a un gran depresión que lo empuja a salir de España para visitar y hacer vida, por unos meses,  en Nueva York y Cuba donde huye harto de los desprecios de Dalí y de las contínuas críticas que recibe de Buñuel.

Mucho se ha escrito sobre él y sin embargo son las publicaciones que Ian Gibson ha hecho sobre Federico unas de las que más gustan al gran público y que cada vez cuentan con más aceptación.

El Requiem por Federico del que fuera alumno de los jesuitas de El Puerto de Santa María y padre de las creaciones de copla que aún se interpretan, Rafael de León nos da una visión descarnada y cargada de sentimentalismo de lo que pudo ser la pérdida del granadino para sus contemporáneos. También destacan los versos de Machado y la Balada del que nunca fue a Granada que Rafael Alberti dedicó a su amigo.

Los motivos de su asesinato son aún hoy objetos de polémica puesto que, pese a que en la denuncia realizada contra él se le acusara de homosexualismo y socialista, no existían pruebas que fundamentasen tales acusaciones.

Yo me sumo a los que piensan que la detención y asesinato de García Lorca se produjeron simplemente por envidias y rabia. Envidias por la repercusión que tenía todo aquello que escribía y por el reconocimiento nacional e internacional que recibía allá donde fuese, y rabia porque al no encontrarse a don Fernando de los Ríos, ministro de la República, se decidió ir a por Lorca, su ojito derecho.

Parece ser que la publicación en 1936 de La casa de Bernarda Alba tampoco ayudó mucho a que se calmasen las tensiones entre la familia del poeta y otras familias de Granada, puesto que en tal obra, se inspira en una de las familias conocidas de la Vega de Granada para criticar el hermetismo y dramatismo del luto en Andalucía.

Coplas, poemas, obras de teatro, pinturas, dibujos, esculturas, adaptaciones cinematográficas como por ejemplo Lorca, muerte de un poeta asi como un sinfín de estudios e investigaciones son las obras que nos han dejado y siguen dejando aquellos que adoran la figura del Lorca granadino, el de la luna, el de los toros, el de los gitanos, el de la muerte…

Ocho décadas hacen desde que el poeta nos abandonase, pero pese a ello, su obra se quedó y para siempre con la suerte de perpetuarse en la memoria artística de España y el resto del mundo.

Los lorquianos, como yo, no podemos hacer más que en un día como hoy, recordar al genio dándole voz a su obra y, en mi caso, devolviéndole en verso un poco de todo lo que él me ha regalado hasta convertirse en base sólida de mi formación literaria y espejo en el cuál me miro a la hora de darle vida a un poema o una pieza teatral.

Granada viste de luto,

pues su recuerdo se llena,

de versos de Federico,

que susurraban los niños

junto a Mariana Pineda.

De negro se tiñó el cielo,

de rojo las azoteas,

al olor fuerte del plomo,

que arrebató sin decoro

su vida, su corta senda.

¿ Dónde vas tú Federico,

llorando hacia las estrellas?

Voy al cielo de Granada

pues un gitano me llama

y allí mi luna me espera.

¿Dónde vas perdido y sólo?

¡dime por qué no te quedas!

Ya se ha escrito mi destino,

y es perderme por un siglo

pues ya vivir no me dejan.

No te vayas Federico,

¡que penita de Vicenta!

dejas huérfana Granada

y Andalucía se calla

porque ha estallado la guerra.

No me iré, nunca temáis,

ahí os dejo mis poemas,

algún dibujo y canciones

y perdida en mil rincones

toda mi correspondencia;

y os dejo envuelta en mi muerte,

toda mi vida y mi esencia.

Federico García Lorca, 80 años desde su desaparición