¿Cree que el votante no independentista tiene miedo a votar en las próximas elecciones autonómicas en Cataluña? 

Yo espero que después de todo lo que ya se ha puesto de manifiesto a lo largo de esta campaña en la línea de que una hipotética independencia supondría una salida de la UE, supondría salir del organismo internacional a lo que España forma parte. Por lo tanto habría fronteras y aranceles, no habría libre circulación de personas de capitales y de bienes. Todo eso supondría que las empresas, las ventas disminuirían porque al haber aranceles los seguros son más caros, con lo cual, habría mas paro y por tanto menos cotizantes ala seguridad social, más problemas para pagar las pensiones. Ya han anunciado que, de concretarse, alguna entidades financieras tendrían que abandonar su sede de allí. Es todo tan negativo que yo espero que al final se imponga el sentido común. Hay muchísimos catalanes que se sienten españoles y espero que esa mayoría silenciosa se imponga.

¿Qué le diría a ese sector que critica lo que ellos llaman el discurso del miedo del PP?

Nosotros no hemos implantado ningún discurso. Esa es la realidad. Los líderes internacionales son los que han dicho que saldría de la Unión Europea. Los propios líderes de las empresas señalan que habría una deslocalización, que se llevarían las empresas fuera de Cataluña. Al final todo eso supone más paro, menos PIB y más empobrecimiento de la sociedad catalana. No es un discurso que hayamos hecho nosotros. Lo que pasa que los independentistas están engañando a la sociedad. Es una huida hacia adelante. No se han dedicado a gestionar y por lo tanto esto es una bola de nieve que va a más. Hay ya más de 4000 empresas que se han ido de Cataluña. Mil de ellas en el último año.

¿Cree que de seguir la tónica independentista tras las elecciones habría que cambiar el discurso de comunicación?

Los discursos no se cambian. Hay que decirle la verdad a las personas. Y la independencia, independientemente de que sea constitucionalmente posible, tiene unas consecuencias brutalmente negativas tanto para España como para Cataluña. Que España pierde un mercado de casi 8 millones de ciudadanos que representa el 18% del PIB. Es que no nos viene bien a nadie. A ellos menos, pero yo estoy convencida de que juntos estamos mejor que separados.

Centrándonos en Andalucía, yo le quería preguntar por el acuerdo entre PSOE y Ciudadanos, los cuales unidos impedían por primera vez en 30 años que el Parlamento de Andalucía pudiese tramitar iniciativas de los grupos políticos de la oposición.

El problema en Andalucía es que llevamos más de 30 años gobernados por el partido socialista y si usted mira la cifra o los parámetros de Andalucía y somos casi los últimos en todo cuando tenemos una tierra rica y muy potente. La alternancia en el poder es bastante sana y aquí, por diversos motivos, no se ha conseguido. Es verdad que ahora mismo esta co-gobernando con Ciudadanos pero es que Ciudadanos se ha convertido en la muleta de Susana Díaz y del PSOE de Andalucía. Más de lo mismo, como le pasó a Izquierda Unida cuando co-gobernó con ellos. Se pusieron la venda y cada vez que hablaban de corrupción pues miraban a otro lado.

El discurso de Ciudadanos está siendo ese. Esa doble vara de medir.

Mucho luchar contra la corrupción pero a la hora de la verdad no dejan que los partidos que no han apoyado la investidura de Susana Díaz puedan pedir más transparencia o investigar. Por lo tanto, se les está viendo la cara de taparles las vergüenzas al PSOE.

¿Cree que Ciudadanos como partido político tiene dos caras distintas: una en Madrid y otra en Andalucía? 

Ciudadanos tiene un problema que en función de donde esté dicen una cosa diferente y yo pienso que las mentiras tienen las patas muy cortas. Al final se le está viendo su verdadera cara.