viernes. 26.04.2024

Silencio, se rueda

"El cine de Truffaut es conmovedor y apasionado, reflexivo, valiente y literario, y yo todo esto lo sé porque lo cuenta García Gil"
Luis Garcia Gil
Luis Garcia Gil

Silencio, se rueda

Es lo que tiene haber consagrado la vida a la literatura, que dejo bastante que desear en cualquier otra manifestación artística. Como escribiera Thomas Bernhard, lo mismo que otros intentan durante toda su vida conseguir y asegurarse un patrimonio más o menos grande o un arte más o menos elevado, yo me he atrevido a explorar y convertir en único contenido de mi vida ese patrimonio y ese arte, por todos los medios y todas las circunstancias.

Luis Garcia Gil

Mi incultura cinematográfica viene de lejos, digamos que está profundamente arraigada en mí. Mi mujer, por ejemplo, todavía no se cree que yo nunca haya visto ET. Y mis amigos más cinéfilos tampoco me creen cuando juro que nunca he visionado Casablanca. Creo que con estos dos ejemplos cogidos al azar de la memoria más inmediata, queda perfectamente explicado lo que quiero decir.

Y entonces, a todo esto, llega Luís García Gil (Cádiz, 1974) y escribe ese maravilloso libro sobre FranÇois Truffaut, publicado por Cátedra (editorial, dicho sea de paso, sin la que la cultura y la literatura de este país no serían lo mismo), y tiene en mí el efecto contrario a lo que cabría esperar, es decir, en vez de adentrarme en un terreno que por desconocido pudiera aburrirme o interesarme poco, me abre una puerta que yo nunca he querido o he podido cruzar. Y lo hace por dos razones fundamentales. La primera es la persona sobre la que escribe.

Truffaut es un cineasta enamorado de la literatura, y muestra de ello es su personaje Antoine Doinel, que es tan cinematográfico como literario, y viceversa, un auténtico símbolo de creación, una prolongación fascinante de Truffaut en la pantalla, ese personaje que todos alguna vez quisiéramos crear. Otra cosa que a mí particularmente me deslumbra de Truffaut es su absoluta libertad a la hora de crear y la infinita devoción y respeto que muestra por su oficio.

El cine de Truffaut es conmovedor y apasionado, reflexivo, valiente y literario, y yo todo esto lo sé porque lo cuenta García Gil, que es la segunda razón de mi deslumbramiento por este libro. Y es que el autor nunca se olvida de que él es un escritor, de que a pesar de estar hablando de cine lo que tiene entre manos es una obra literaria, y por eso cuida la prosa, escribe con un gusto exquisito, con un privilegiado sentido de la estética y un cuidado sublime de cada palabra. Es sincero y profundo cuando escribe y narra de una forma personalísima además de analítica y exacta.

Ni que decir tiene que dos elementos se han sumado, al unísono, a mi mundo: el cine de Truffaut (al que ya ando persiguiendo por los mundos fílmicos) y la literatura selecta, elegante y distintiva de Luís García Gil.

[avatar user="ignacioarrabal" size="thumbnail" align="center"]Ignacio Arrabal[/avatar]

Silencio, se rueda